Que el Señor te responda cuando estés angustiado; que el nombre del Dios de Jacob te proteja. Que te envíe ayuda desde el santuario; que desde Sión te dé su apoyo. Que se acuerde de todas tus ofrendas; que acepte tus holocaustos. Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes.
— Salmo 20:1-4

Tu generosidad hace la diferencia

Somos los receptores del regalo más grande que el mundo ha conocido jamás: el amor, la gracia y la misericordia de Dios. Sin costo para nosotros, pero al costo más alto para nuestro Salvador, somos libres y perdonados para siempre. Habiendo recibido libremente, damos libremente. Somos exportadores de la generosidad que nos ha sido confiada.