De Corazón
4 – Sacar la religiosidad y sembrar pasión.
Nos hemos moldeado muchas veces a tradiciones de hombres y costumbres religiosas que sólo hacemos porque nos enseñaron, no porque estén en el diseño original de Dios. Muchos cristianos dicen: “Aquí hacemos así, siempre lo hicimos así y siempre lo vamos a hacer, así que nada de cambios”. “Nuestro programa es: tres canciones rápidas, dos lentas, los anuncios, la ofrenda, la Palabra y nos vamos a casa”. Está bien, pero tenemos que ser flexibles a lo que Dios quiere en cada reunión.
Por eso todos los días debieras clamar así al Señor: “Atrae mi corazón, porque me muero de amor por Ti, Jesús”.
La vida de adoración es una aventura y cada día hay algo nuevo, por eso debemos desarrollar la espontaneidad y corresponder a lo que Dios pide en más de 200 versículos: “¡Canten a mí “un cántico nuevo!”
El cántico nuevo, más que una canción, habla de una vida que deja fluir cosas nuevas y genuinas de Dios a cada instante.
David decía: “Puso luego un cántico nuevo en mis labios, alabanza a nuestro Dios; verán esto muchos, y temerán y confiarán en el Señor.” (Salmo 40)
¡¡¡Muchos VERÁN esto!!! Una canción se escucha pero una vida apasionada, libre y espontánea contagia a los que están cerca para que confíen en Dios.
Algo muy fuerte en la cultura de América Latina (y creo que en muchas otras naciones también) es el machismo, que dice: “Hombre no llora, no se emociona, no es romántico”. ¡Tenemos que romper este mito!
Cuando pasamos por la cruz nos volvemos a la imagen y semejanza del Padre, y Dios no tiene amor...¡¡¡Dios ES amor!!! El amor es dar, y Dios demostró ser romántico cuando dio a Su único Hijo para que todo aquel que en Él cree no perezca, sino que tenga vida eterna.
Cuando los hombres se vuelven duros e insensibles, las mujeres a la vez se retraen y esconden toda la fluidez que tienen adentro, como un reflejo de lo que reciben de la cultura.
Esto se manifiesta en nuestra adoración: gente que dice siempre las mismas palabras preseleccionadas, que están como robots repitiendo sólo lo que dice la letra de una pantalla o lo que dice el director de alabanza adelante. ¡Basta de estar como estatuas en la presencia de nuestro apasionante e irresistible Amado! Tenemos que responder a Su presencia de forma espontánea y original.
“Tenemos que desarrollar nuestro romanticismo y espontaneidad con el Señor, nuestro Amado. ¡Menos robots y más románticos!”